Hay muchos ejemplos en la vida diaria en los que los reflejos propioceptivos aparecen sin que nos demos cuenta.
RESPUESTAS DE SACUDIDA: todos hemos experimentado en alguna ocasión una sencilla respuesta de sacudida ( rodilla, tobillo, codo, muñeca..) provocada por un estiramiento externo aplicado como un golpe brusco a un tendón. La respuesta implica inhibición recíproca y sinergía de la musculatura de la articulación.
Esto es un ejemplo de regulación automática e inconsciente.
La coordinación muscular en una respuesta de sacudida se logra por la retroalimentación de las aferentes primarias de los músculos estirados. Como la extremidad cuelga relajada antes de que el tendón reciba la tensión, sólo existe la implicación gamma de la descarga antecedente en reposo.
INHIBICIÓN RECÍPROCA: una persona de pie con las rodillas extendidas recibe una patada en el hueco poplíteo (detrás de la rodilla), el reflejo de estiramiento provocado de este modo en los flexores de la rodilla los excita, inhibiendo a la vez los extensores de rodilla de modo que las rodillas de tuercen.
Por suerte, los extensores al flexionarse la rodilla se estiran con lo que se contraen y evitan que caigamos ( a no ser que sea mucho más brusca la flexión de rodilla y entonces sí que caeríamos).
Esto además tiene una aplicación muy útil para aliviar los calambres: contraemos activamente y con un poco de resistencia la musculatura antagonista y sus husos provocarán la inhibición refleja de los músculos afectados por el calambre.
El peso del cuerpo ejerce presión sobre los pies y extiende las articulaciones interfalángicas, estirando los músculos interóseos. Sus husos transmiten señales que alcanzan los músculos extensores de la rodilla que se activarán con la facilitación gamma de los husos de los extensores.
Cuando nos sentamos, por ejemplo, con las piernas cruzadas en el suelo mucho tiempo los nervios aferentes del pie quedan anestesiados por la falta de circulación. Así que al levantarnos la falta de retroalimentación procedente de los receptores de los pies provoca pérdida de apoyo en los extensores y nos tambalearemos e incluso podemos caer si no se activan los extensores por el reflejo de estiramiento.
